Empezamos bien el viaje, a pesar de que teníamos todo preparado cuando Steffi (la hermana de Sebastian) nos pasó a buscar por Leipzig para llevarnos al aeropuerto de Münich y de que la idea inicial era dejarnos incluso antes de que abriesen los mostradores de facturación, como siempre y para no perder la costumbre, al final casi no cogemos el vuelo...  ¿Qué pasó? varios atascos en la autopista, normal, un domingo a medio día después de un puente, pero haber previsto eso sería mucho pedirnos... sobre todo dados los últimos días de estrés, trabajo y noticias que hemos tenido.
  
Pero al final, cogimos el avión, me llamareis paleta, pero hasta ahora nunca había volado en uno en el que cada asiento tiene una pantalla individual en la que puedes elegir un montón de cosas que hacer, ver pelis, jugar a videojuegos, ver el mapa de por dónde vas, ver las imágenes de una cámara instalada en la parte de abajo del avión con la que pudimos ver el desierto del Gobi según pasamos por encima, etc etc. Todo movido por un mando al lado en plan super nintendo jajaja!
Para comer y cenar elegimos menú chino, como todos los guiris y al contrario que todos los chinos, para cenar acertamos, rico pollo al curry pero para desayunar...empezamos con las papillas raras de puré de arroz, también con pollo...menos mal que había un yogur y una pseudo-macedonia!
 Lo mejor vino al aterrizar en Beijing, numerito de la Influenza!! nos tuvieron a todos en el avión hasta que un grupo de 8 personas con batas blancas, gafas de laboratorio totalmente herméticas, mascarillas y termómetros super modernos nos midieron la fiebre uno por uno. En tierra 3 controles más y un exasperante control de equipajes de mano, pensábamos que sólo teníamos 15 minutos para llegar a la puerta de embarque del avión de conexión con Tokio y a una chinilla delante nuestro no paraban de sacarle mecheros del bolso, le quitaban uno, volvían a pasar su bolso por el escáner, y encontraban otro...así hasta que le quitaron unos 20!! y nosotros ahí, con cara de tontos diciéndole a la tía que no llegábamos a nuestro vuelo de conexión. Así que cuando por fin nos dejaron pasar corrimos como alma que lleva el diablo, hasta que un señor muy amable con uno de esos cochecitos del aeropuerto se ofreció a llevarnos a la puerta de embarque, qué suerte! no? jaja, sorpresa cuando nos bajamos y resulta que eso era un taxi! Gracias a dios no teníamos ni un Yuan ni dólares, ni nada que al tipo le pudiese interesar, así que nos fuimos a la puerta tan panchos sin pagar para allí darnos cuenta de que en realidad nos habíamos equivocado y quedaban 45 minutos para el embarque…nosotros en nuestra línea…
Lo mejor vino al aterrizar en Beijing, numerito de la Influenza!! nos tuvieron a todos en el avión hasta que un grupo de 8 personas con batas blancas, gafas de laboratorio totalmente herméticas, mascarillas y termómetros super modernos nos midieron la fiebre uno por uno. En tierra 3 controles más y un exasperante control de equipajes de mano, pensábamos que sólo teníamos 15 minutos para llegar a la puerta de embarque del avión de conexión con Tokio y a una chinilla delante nuestro no paraban de sacarle mecheros del bolso, le quitaban uno, volvían a pasar su bolso por el escáner, y encontraban otro...así hasta que le quitaron unos 20!! y nosotros ahí, con cara de tontos diciéndole a la tía que no llegábamos a nuestro vuelo de conexión. Así que cuando por fin nos dejaron pasar corrimos como alma que lleva el diablo, hasta que un señor muy amable con uno de esos cochecitos del aeropuerto se ofreció a llevarnos a la puerta de embarque, qué suerte! no? jaja, sorpresa cuando nos bajamos y resulta que eso era un taxi! Gracias a dios no teníamos ni un Yuan ni dólares, ni nada que al tipo le pudiese interesar, así que nos fuimos a la puerta tan panchos sin pagar para allí darnos cuenta de que en realidad nos habíamos equivocado y quedaban 45 minutos para el embarque…nosotros en nuestra línea…
El resto del viaje bien, cansado, después de 24 horas en marcha... Las  últimas dos en el metro de Tokio, en dónde le tuvimos que pedir a una chica que nos dejase mandar un mensaje desde su móvil porque no llegábamos a tiempo a la estación dónde habíamos quedado con Alan, nuestro primer anfitrión en este viaje de Couchsurfing, es un tio muy muy agradable, nos ha llevado a cenar a un restaurante estupendo, nos ha invitado e incluso nos ha dado las llaves de su casa, increible!


7 comentarios:
Así me gusta, que os cuiden los japos. Parece que viejéis en un transbordador_espacial_hospital. (Están tolos los coments, ya se pondrán listos). ¡Que la fuerza os acompañe!. Bicos, Mum,
Anita!
Gran post! Y lleva cuidado con los Japos... que son algo especiales. jajaja Oye, mira a ver si puedes moderar comentarios, para evitarte el coñazo de tener que borrar el spam, mejor que no sea previamente publicado!
Besotes!
Manita!! Por fin puedo escribirte!!
Están locos estos japos!! Seguro que la mascarilla era por la gripe...??
Por aquí la cosa va mejorando. Ánimo y disfruta de las rarunadas japonesas!! Besos
No hay una buena aventura sin un comienzo épico! sigue avisando en el Facebook cada vez q postees algo aqui y asi veremos las novedades.
Un besazo fuerte!
Elena B.
Anaaa! qué bien que ya habéis emepezado a escribir en el blog! todavía no había entrado!
A parti de ahora lo miraré todos los días!
bieenn! qué buena pinta tiene!
qué divertido lo de la fiebre!
un beso gigantesco!
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